Todo esto bajo un cielo diáfano, típico del clima semiárido de altura y pleno de sol, matizado con microclimas serranos y de oasis, especiales para vivir al aire libre.
Glaciares y nieve dan vida a los ríos que, además del riego, alimentan nuestras áreas esquívales con excelente nieve típica de los Andes Áridos: fría, seca y polvorosa.
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